El Oral-B Pro 600 es un cepillo de dientes recargable que compré por recomendación de mi dentista. Me dijo que era el mejor y no le faltaba razón. Da unos resultados fantásticos en cuanto a limpieza bucal.
Su tamaño es muy manejable para una mano femenina y para alcanzar todos los rincones de la boca. Está sujeto sobre una base circular. El cabezal es extraíble. En el mango tenemos el botón de encendido y apagado, debajo del cual está el indicador de la batería.
Lo venden en varios colores. El mío es verde. También lo vendían en naranja, azul y lila.
No he necesitado ni leer el manual de instrucciones para hacerme con el funcionamiento del cepillo. Sólo tienes que cargarlo y encenderlo pulsando el botón de encendido. Así de fácil.
El cabezal tiene unos filamentos ideales para conseguir limpiar a fondo los espacios interdentales. Le puedes poner cualquier cabezal de cepillo Oral-B. El Oral-B Pro 600 es compatible con todos ellos.
Estoy tan contenta con el cepillo que lo llevo hasta de viaje. Como tiene una base no muy grande no ocupa mucho espacio en el neceser. Ni siquiera tendría que llevar la base porque el cepillo cuando lo cargas hasta los topes te aguanta una semana sin necesidad de volver a cargar.
Me lo vendieron con una garantía de 30 días. poca garantía. Aunque en el caso de un cepillo de dientes no me hace mucha gracia la garantía. Sólo pensar que pudiera haber comprado un cepillo de dientes usado me da repelús. Se lo comenté a la chica de la tienda y me dijo que los de Oral-B no hacen tal cosa. Espero que esté en lo cierto.
Lo que más me gusta del cepillo de dientes Oral-B Pro 600 es el sensor de presión que trae. Este sensor impide que hagas demasiada fuerza con el cepillo, cosa que yo suelo hacer.
La limpieza del cepillo es fácil. Sólo lo tienes que aclarar debajo del grifo con el cepillo encendido. Yo guardo siempre separados el cabezal y el mango.
La única desventaja que le encuentro a este cepillo de dientes eléctrico es su precio. Me costó 52,25 euros. Es muy caro.
Su tamaño es muy manejable para una mano femenina y para alcanzar todos los rincones de la boca. Está sujeto sobre una base circular. El cabezal es extraíble. En el mango tenemos el botón de encendido y apagado, debajo del cual está el indicador de la batería.
Lo venden en varios colores. El mío es verde. También lo vendían en naranja, azul y lila.
No he necesitado ni leer el manual de instrucciones para hacerme con el funcionamiento del cepillo. Sólo tienes que cargarlo y encenderlo pulsando el botón de encendido. Así de fácil.
El cabezal tiene unos filamentos ideales para conseguir limpiar a fondo los espacios interdentales. Le puedes poner cualquier cabezal de cepillo Oral-B. El Oral-B Pro 600 es compatible con todos ellos.
Estoy tan contenta con el cepillo que lo llevo hasta de viaje. Como tiene una base no muy grande no ocupa mucho espacio en el neceser. Ni siquiera tendría que llevar la base porque el cepillo cuando lo cargas hasta los topes te aguanta una semana sin necesidad de volver a cargar.
Me lo vendieron con una garantía de 30 días. poca garantía. Aunque en el caso de un cepillo de dientes no me hace mucha gracia la garantía. Sólo pensar que pudiera haber comprado un cepillo de dientes usado me da repelús. Se lo comenté a la chica de la tienda y me dijo que los de Oral-B no hacen tal cosa. Espero que esté en lo cierto.
Lo que más me gusta del cepillo de dientes Oral-B Pro 600 es el sensor de presión que trae. Este sensor impide que hagas demasiada fuerza con el cepillo, cosa que yo suelo hacer.
La limpieza del cepillo es fácil. Sólo lo tienes que aclarar debajo del grifo con el cepillo encendido. Yo guardo siempre separados el cabezal y el mango.
La única desventaja que le encuentro a este cepillo de dientes eléctrico es su precio. Me costó 52,25 euros. Es muy caro.
