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Cuando viene San Valentín empezamos a buscar regalos para nuestras parejas y, posiblemente, no queremos gastar mucho dinerito. Yo estoy este año en plan ahorro. Mi marido tiene de todo. Por eso me he pasado a los regalos de San Valentín baratos y emotivos como las Kembilove Tazas de Desayuno para Parejas.
Le compré a mi santo un par de tazas que llevan escrito en letras negras sobre fondo blanco "Mi lugar favorito en el mundo es a tu lado". Seguro que le hacen ilusión. Mi intención es que las estrenemos el día 14 de febrero en un desayuno tempranero los dos solos.
Estas tazas tienen la ventaja de que se pueden usar para tomar café o té. No son de esas tazas decorativas de mirar y no usar. Yo he hecho esta pregunta antes de comprarla. No quería una taza para que mi marido pusiera los bolígrafos. Pretendía servirle a mi santo un buen café en la taza y seguir reutilizándola hasta el fin de su vida útil.
Me contestaron que no hay problema. Es una taza para el desayuno como las que tienes en tu alacena. Además, la puedes meter en el lavavajillas. Allí la meteré. Durante el curso escolar de las niñas usamos mucho el lavavajillas. Ahorramos tiempo y también ahorramos cremas de manos. Lavar la cacharrería a mano estropea mucho la piel.
Os recomiendo estas tazas con mensaje emotivo. Tienen un fondo blanco muy lindo por fuera. Por dentro son rojas, a juego con el color rojo del asa. Tienen tazas con otras inscripciones. Puedes elegir en su surtido la que más te guste.
Lo que no puedes elegir es pagar menos. Cuesta cada tacita 14,95 euros. Son tazas de cerámica caras, pero, en comparación con otros regalos de San Valentín, acabas ahorrando. Comprarle a tu pareja, por ejemplo, uno de esos relojes inteligentes que tanto le gustan a mi santo, sale mucho más caro si vas a la última tecnología.
Estoy segura que he acertado con el regalo. Las tazas de San Valentín aptas para lavavajillas nos van a dar muchos momentos románticos en casa. Seguro que mi marido y yo no enamoramos todavía más con los desayunos románticos que vamos a disfrutar.
Le compré a mi santo un par de tazas que llevan escrito en letras negras sobre fondo blanco "Mi lugar favorito en el mundo es a tu lado". Seguro que le hacen ilusión. Mi intención es que las estrenemos el día 14 de febrero en un desayuno tempranero los dos solos.
Estas tazas tienen la ventaja de que se pueden usar para tomar café o té. No son de esas tazas decorativas de mirar y no usar. Yo he hecho esta pregunta antes de comprarla. No quería una taza para que mi marido pusiera los bolígrafos. Pretendía servirle a mi santo un buen café en la taza y seguir reutilizándola hasta el fin de su vida útil.
Me contestaron que no hay problema. Es una taza para el desayuno como las que tienes en tu alacena. Además, la puedes meter en el lavavajillas. Allí la meteré. Durante el curso escolar de las niñas usamos mucho el lavavajillas. Ahorramos tiempo y también ahorramos cremas de manos. Lavar la cacharrería a mano estropea mucho la piel.
Os recomiendo estas tazas con mensaje emotivo. Tienen un fondo blanco muy lindo por fuera. Por dentro son rojas, a juego con el color rojo del asa. Tienen tazas con otras inscripciones. Puedes elegir en su surtido la que más te guste.
Lo que no puedes elegir es pagar menos. Cuesta cada tacita 14,95 euros. Son tazas de cerámica caras, pero, en comparación con otros regalos de San Valentín, acabas ahorrando. Comprarle a tu pareja, por ejemplo, uno de esos relojes inteligentes que tanto le gustan a mi santo, sale mucho más caro si vas a la última tecnología.
Estoy segura que he acertado con el regalo. Las tazas de San Valentín aptas para lavavajillas nos van a dar muchos momentos románticos en casa. Seguro que mi marido y yo no enamoramos todavía más con los desayunos románticos que vamos a disfrutar.
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El supermercado Froiz se está volviendo caro carísimo. Quedé a cuadros el otro día cuando entré y encontré todos los precios por las nubes. Es cierto que la inflación de los alimentos está desatada en todos los supermercados, hipermercados y tiendas de barrio. Pero Froiz tiene todos sus productos más caros que los supermercados de la competencia.
Marché con la compra a medio hacer. Cuando vi las tortillas de trigo 1 euro más caras que en el Eroski y en el Gadis, dije hasta aquí. El café soluble Nestlé lo tenían al mismo precio, pero solo vendían el descafeinado. También lo dejé.
En fiambres había que echar mano de los envasados de fábrica marca Campofrío, El Pozo y poco más si querías llevar fiambre barato. Al corte se disparaban los precios. Si a eso unías que siempre que pides cien gramos de mortadela te ponen casi doscientos, decidías elegir un envasado de jamón bajo en sal de ocho hojas más finas que el papel.
Ibas a la frutería y tenían unas mandarinas mexicanas a más de dos euros. Las mandarinas o clementinas de hoja se acercaban a los tres euros el kilo. Vi unas naranjitas pequeñas a 1 euro en otro expositor. ¿Había encontrado un chollo? ¡Ya me gustaría! Lo que tenía ante mi eran naranjitas del tamaño de las mandarinas, pero pasadas de moda. Decidí comer fruta fresca y pillé unas mandarinas mexicanas.
En la sección de bebidas, la gaseosa marca desconocida estaba tres céntimos más cara que en el Eroski. Cogí una botella. Las botellas de agua más baratas las tenían a 24 céntimos igual que en los otros supermercados. Dos botellas se sumaron al contenido de mi carro de ama de casa pobre.
Me acordé de la panadería. ¿Compraba pan? No vi ni una barra. Habría que pedirlo en el mostrador de la panadería. No pedí nada porque temí que fuera carísimo. Mejor llevaba el pan de molde que también me hacía falta porque es el pan que tiene que comer mi padre. Pasé por delante de la estantería de las empanadas y empanadillas. ¡Estaban más caras que en la panadería! Solo metí en el carro un pack de dos veganas. Las verduras son muy sanas.
Cuando llegué a casa descubrí el paquete de empanadillas veganas con la fecha caducada. En otras circunstancia lo hubiera tirado. Con la crisis que tenemos, abrí el pack, probé una empanadilla y me comí las dos al ver que se podían comer.
Me alegré de haber dejado la empanada que iba a comprar en el lineal. Estaba casi dos euros más cara que las empanadas del Eroski del mismo tamaño. Por el mismo precio compré en la panadería Sanbrandan cuatro empanadillas mediterráneas recién horneadas.
Los dueños del supermercado Froiz se están forrando. Dinero al cajón y miseria para los clientes. Todas y todos vamos directos al pasillo de las pastas. Compramos macarrones, fideos, estrellitas para la sopa, estas pastas que traen dentro carne y que no deben ser nada sanas. El otro día en el Froiz en el que entré pensando que habría otros precios más arreglados. Si hubiera mirado los precios de os folletos publicitarios, me hubiera ido al Gadis o al Eroski. Como siempre.
Por eso no os recomiendo Froiz. Esperad a que baje algo los precios metiendo más marcas blancas. Estos días las marcas blancas que mete no interesan. Por ejemplo, tenía gaseosa de limón en marca blanca a 0,65 euros y no tenía gaseosa de naranja.
Marché con la compra a medio hacer. Cuando vi las tortillas de trigo 1 euro más caras que en el Eroski y en el Gadis, dije hasta aquí. El café soluble Nestlé lo tenían al mismo precio, pero solo vendían el descafeinado. También lo dejé.
En fiambres había que echar mano de los envasados de fábrica marca Campofrío, El Pozo y poco más si querías llevar fiambre barato. Al corte se disparaban los precios. Si a eso unías que siempre que pides cien gramos de mortadela te ponen casi doscientos, decidías elegir un envasado de jamón bajo en sal de ocho hojas más finas que el papel.
Ibas a la frutería y tenían unas mandarinas mexicanas a más de dos euros. Las mandarinas o clementinas de hoja se acercaban a los tres euros el kilo. Vi unas naranjitas pequeñas a 1 euro en otro expositor. ¿Había encontrado un chollo? ¡Ya me gustaría! Lo que tenía ante mi eran naranjitas del tamaño de las mandarinas, pero pasadas de moda. Decidí comer fruta fresca y pillé unas mandarinas mexicanas.
En la sección de bebidas, la gaseosa marca desconocida estaba tres céntimos más cara que en el Eroski. Cogí una botella. Las botellas de agua más baratas las tenían a 24 céntimos igual que en los otros supermercados. Dos botellas se sumaron al contenido de mi carro de ama de casa pobre.
Me acordé de la panadería. ¿Compraba pan? No vi ni una barra. Habría que pedirlo en el mostrador de la panadería. No pedí nada porque temí que fuera carísimo. Mejor llevaba el pan de molde que también me hacía falta porque es el pan que tiene que comer mi padre. Pasé por delante de la estantería de las empanadas y empanadillas. ¡Estaban más caras que en la panadería! Solo metí en el carro un pack de dos veganas. Las verduras son muy sanas.
Cuando llegué a casa descubrí el paquete de empanadillas veganas con la fecha caducada. En otras circunstancia lo hubiera tirado. Con la crisis que tenemos, abrí el pack, probé una empanadilla y me comí las dos al ver que se podían comer.
Me alegré de haber dejado la empanada que iba a comprar en el lineal. Estaba casi dos euros más cara que las empanadas del Eroski del mismo tamaño. Por el mismo precio compré en la panadería Sanbrandan cuatro empanadillas mediterráneas recién horneadas.
Los dueños del supermercado Froiz se están forrando. Dinero al cajón y miseria para los clientes. Todas y todos vamos directos al pasillo de las pastas. Compramos macarrones, fideos, estrellitas para la sopa, estas pastas que traen dentro carne y que no deben ser nada sanas. El otro día en el Froiz en el que entré pensando que habría otros precios más arreglados. Si hubiera mirado los precios de os folletos publicitarios, me hubiera ido al Gadis o al Eroski. Como siempre.
Por eso no os recomiendo Froiz. Esperad a que baje algo los precios metiendo más marcas blancas. Estos días las marcas blancas que mete no interesan. Por ejemplo, tenía gaseosa de limón en marca blanca a 0,65 euros y no tenía gaseosa de naranja.
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