Se ha casado Moyá
con la mujer de sus sueños
en una boda que vale
una portada entera,
tras la que el ¡Hola! oculta
a sus lectoras más tiernas
al doliente Ortega Cano
por si el dolor ya no vende.
Corrí a comprar el ¡Hola!
porque las bodas son bellas
sobre todo cuando casi
no recuerdas los triunfos
del tenista del sí quiero.
La novia es chica tele,
una niña hija llevan
y el novio, pobre mío,
de guapo tiene el dinero.