Empecé la semana con un café de cafetera italiana. Vuelvo a lo clásico, al café de sabor intenso. La cafetera no me defrauda. Pese a que le han introducido alguna mejora, sigue siendo la cafetera italiana de toda la vida.
Mi marido también se sumó al café mañanero. Quería el café más cargado, pero no le dejé seguir echando cucharadas de café. Prefiero el café suave.
Las niñas no se atrevieron a pedirnos café porque saben lo que opino al respecto. Saben que no voy a permitir que tomen café solo siendo todavía tan pequeñas. Se pondrían nerviosas y tendría que llevarlas al psicólogo.
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