Dicen mis hijas que las Galletas Rellenas de Chocolate Lu Príncipe son galletas con crema de chocolate de verdad. Yo creo que son unas víctimas de la marca. Apenas hay diferencia con otras galletas de chocolate comercializadas por marcas blancas. La única diferencia está en el precio.
Pese a su precio superior al de las galletas rellenas de chocolate de las marcas de distribuidor sigo comprando las Galletas Rellenas de Chocolate Lu Príncipe, y no sólo porque mis niñas las prefieren. Las compro porque sé que son unas galletas que gustan a todo el mundo. Te hacen quedar muy bien con las visitas cuando quitas un platito con las galletas para picar. Todo el mundo reconoce la marca dibujada en la galleta en una P dentro de una corona principesca.
Las estoy comprando en formato familiar. En el pack vienen tres paquetitos individuales. Es una pena que estás galletas engorden y tengan azúcar. Echo en falta una versión de galletas Príncipe sin azúcares añadidos. Las metería en la cesta sin pensarlo dos veces. Ni siquiera me fijaría mucho en el precio.
Os recomiendo las Galletas Rellenas de Chocolate Lu Príncipe, sobre todo en su formato familiar. El pack trae 3 paquetes de 300 gramos. Te sale el kilo a 4,67 euros. El pack cuesta 4,20 euros. Yo tuve la gran suerte de encontrarlo la semana pasada con un descuento del 70 por ciento en la segunda unidad. Poco acabé ahorrando porque mis hijas se consideraron en el derecho de comer más galletas Príncipe. Decían que me habían salido baratas. Ellas no saben ni lo que es barato ni lo que es caro.
Estas galletas están presente en las redes sociales. Las marcas no saben qué hacer para conseguir más clientes. En Facebook puedes seguir las aventuras del príncipe de las galletas. Ojalá tuviera tiempo para entretenerme con príncipes de cuento.
Os recomiendo las galletas. Están ricas con su capita de chocolate entre dos galletas estilo María. Comes una y tienes ganas de merendar la siguiente galleta. Yo el mes pasado engordé 10 kilos tras estar comiendo durante veinte días cinco galletas. No hagas lo mismo. Mi marido ya empezaba a mirar a la vecina. Tuve que ir al gimnasio para perder tanto kilo que tenía metido en el trasero. Me había puesto culona.
Pese a su precio superior al de las galletas rellenas de chocolate de las marcas de distribuidor sigo comprando las Galletas Rellenas de Chocolate Lu Príncipe, y no sólo porque mis niñas las prefieren. Las compro porque sé que son unas galletas que gustan a todo el mundo. Te hacen quedar muy bien con las visitas cuando quitas un platito con las galletas para picar. Todo el mundo reconoce la marca dibujada en la galleta en una P dentro de una corona principesca.
Las estoy comprando en formato familiar. En el pack vienen tres paquetitos individuales. Es una pena que estás galletas engorden y tengan azúcar. Echo en falta una versión de galletas Príncipe sin azúcares añadidos. Las metería en la cesta sin pensarlo dos veces. Ni siquiera me fijaría mucho en el precio.
Os recomiendo las Galletas Rellenas de Chocolate Lu Príncipe, sobre todo en su formato familiar. El pack trae 3 paquetes de 300 gramos. Te sale el kilo a 4,67 euros. El pack cuesta 4,20 euros. Yo tuve la gran suerte de encontrarlo la semana pasada con un descuento del 70 por ciento en la segunda unidad. Poco acabé ahorrando porque mis hijas se consideraron en el derecho de comer más galletas Príncipe. Decían que me habían salido baratas. Ellas no saben ni lo que es barato ni lo que es caro.
Estas galletas están presente en las redes sociales. Las marcas no saben qué hacer para conseguir más clientes. En Facebook puedes seguir las aventuras del príncipe de las galletas. Ojalá tuviera tiempo para entretenerme con príncipes de cuento.
Os recomiendo las galletas. Están ricas con su capita de chocolate entre dos galletas estilo María. Comes una y tienes ganas de merendar la siguiente galleta. Yo el mes pasado engordé 10 kilos tras estar comiendo durante veinte días cinco galletas. No hagas lo mismo. Mi marido ya empezaba a mirar a la vecina. Tuve que ir al gimnasio para perder tanto kilo que tenía metido en el trasero. Me había puesto culona.
