No podrán borrar de mis deseos
mis ganas de ir al Corte Inglés
vestida de marquesa o de pobre
según me dé la gana de poner.
Han vuelto mis pies de señorita
a pisar los grandes almacenes
donde los tristes son alegres
y los alegres derrochan simpatía.
Mereces, cuerpo mío, un vestido
le dije a mi talla 38 estupendísima
al verme en un espejo yo guapísima.
Mereces, mi intelecto tan perfecto,
un libro, el que sea, pero limpio
de ese maldito coronavirus.
Mereces, paladar mío hambriento,
un café con churros doraditos
aunque el precio sea caro y subido.
Mereces comprar online, me dije,
cuando me asaltó el miedo
por un contagio de coronavirus
y entré en el link que ahí te dejo:
lo tiene todo, amiga mía.