En mi despensa nunca falta la Salsa sin gluten Gallo. La venden en dos variedades: la napolitana y la boloñesa. En casa compramos más la napolitana porque es ideal para pasta y pizza. Me ahorra mucho trabajo. Se acabó lo de estar haciendo salsas que pueda tomar mi hija mayor. Es una niña intolerante al gluten. Afortunadamente, cada día más marcas de alimentación se acuerdan de los intolerantes al gluten a la hora de elaborar sus productos. Gallo es una de estas marcas.
Pese a ser una salsa sin gluten sabe bien. Mi santo siempre se queja de que los alimentos que puede tomar nuestra niña grande no le gustan. Es una manía suya. Todo sabe igual, tenga o no tenga gluten. Lo que seguro que agrada a su paladar son los tomates frescos con los que elaboran la salsa napolitana. Gallo siempre opta por la calidad en materias primas. De ahí que sus productos sean más caros.
En todo caso, esta Salsa sin gluten Gallo no me parece cara dada la marca. Cuesta 95 céntimos el frasco de 400 gramos. Es un tarro de cristal que cierra con una tapa que no siempre abre bien. Yo, cuando me da problemas, le meto un cuchillo por el borde, pinzo un poco, suelta el aire y se abre la tapa con facilidad. Es un truco que me enseñó mi madre.
La variedad boloñesa no nos gusta tanto. Tampoco es tan sana como la napolitana. La salsa boloñesa lleva carne mezclada con los tomates. Incluso más carne que la salsa boloñesa de las marcas de la competencia. Estaría mejor más suave, con menos cantidad de carne. Así se te hace pesada en el estómago.
Os recomiendo, pues, la Salsa sin gluten Gallo napolitana. Es la más rica y la más sana. La puede tomar toda la familia, incluso los niños. A mis hijas les encantan los platos de pasta con esta salsa. También la utilizo para las pizzas que hacemos en casa cuando ando algo sobrada de tiempo, que es pocas veces. Los tarros los estoy reutilizando para conservas. No se tira nada en mi casa. Un tarro de cristal como los que contienen estas salsas de la marca Gallo cuesta dinerito si lo vas a comprar para hacer una conserva al baño María.
Pese a ser una salsa sin gluten sabe bien. Mi santo siempre se queja de que los alimentos que puede tomar nuestra niña grande no le gustan. Es una manía suya. Todo sabe igual, tenga o no tenga gluten. Lo que seguro que agrada a su paladar son los tomates frescos con los que elaboran la salsa napolitana. Gallo siempre opta por la calidad en materias primas. De ahí que sus productos sean más caros.
En todo caso, esta Salsa sin gluten Gallo no me parece cara dada la marca. Cuesta 95 céntimos el frasco de 400 gramos. Es un tarro de cristal que cierra con una tapa que no siempre abre bien. Yo, cuando me da problemas, le meto un cuchillo por el borde, pinzo un poco, suelta el aire y se abre la tapa con facilidad. Es un truco que me enseñó mi madre.
La variedad boloñesa no nos gusta tanto. Tampoco es tan sana como la napolitana. La salsa boloñesa lleva carne mezclada con los tomates. Incluso más carne que la salsa boloñesa de las marcas de la competencia. Estaría mejor más suave, con menos cantidad de carne. Así se te hace pesada en el estómago.
Os recomiendo, pues, la Salsa sin gluten Gallo napolitana. Es la más rica y la más sana. La puede tomar toda la familia, incluso los niños. A mis hijas les encantan los platos de pasta con esta salsa. También la utilizo para las pizzas que hacemos en casa cuando ando algo sobrada de tiempo, que es pocas veces. Los tarros los estoy reutilizando para conservas. No se tira nada en mi casa. Un tarro de cristal como los que contienen estas salsas de la marca Gallo cuesta dinerito si lo vas a comprar para hacer una conserva al baño María.
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