Desde el año 2010 lleva Instagram con nosotros. Es una red social que permite compartir fotos y vídeos. Instagram, al igual que Facebook, son propiedad de Mark Zuckerberg. Por eso te permiten conectar tu cuenta de Instagram con tu cuenta de Facebook.
Es una red fácil de usar. Ves lo que hacen los demás usuarios y los vas copiando. Así fue como yo empecé a poner hashtags en mis publicaciones. Los hashtags sirven para que te encuentren los demás usuarios que están buscando temas que le interesan.
Yo estoy utilizando Instagram para dar a conocer los productos que vendo. Es una red social en la que predominan las fotografías. Esto es genial para las empresas de moda y estética. Tengo subido alguna foto de un vestido y lo vendí enseguida, mucho antes que si lo hubiera puesto en Milanuncios o en eBay.
No todas las horas son buenas para subir fotos a Instagram. Cuando más vendo es cuando subo fotos de mis productos a altas horas de la noche. Se ve que las mujeres que están despiertas y desveladas tienen tendencia a comprar online lo que ven y les gusta en Instagram.
Os recomiendo Instagram, pero no os obsesionéis con esta red social. Yo paso de contar los likes, los seguidores y esas cosas. Es la única manera de utilizar Instagram para disfrutar. Instagram, igual que el resto de redes sociales, te funciona cuando disfrutas de ella y pasas de lo que hagan los demás. Si me critican, que me critiquen. Si no tengo más seguidores, me da lo mismo. Si me alaban, no me creo mucho los piropos. Hay gente que te dice cosas bonitas a ver si les regalas algo. De regalar nadie se ha hecho rico. Yo nunca regalo trapitos ni cosméticos. Todo lo vendo.
También os recomiendo no obsesionaros con la perfección de las fotos. Mis fotos con más likes son fotos informales. He subido alguna foto realizada por fotógrafos profesionales que han recibido menos likes por parte de mis seguidores. Pero, como os decía, los likes de los demás me resbalan. Lo importante es que mis fotos me gusten a mí.
Es una red fácil de usar. Ves lo que hacen los demás usuarios y los vas copiando. Así fue como yo empecé a poner hashtags en mis publicaciones. Los hashtags sirven para que te encuentren los demás usuarios que están buscando temas que le interesan.
Yo estoy utilizando Instagram para dar a conocer los productos que vendo. Es una red social en la que predominan las fotografías. Esto es genial para las empresas de moda y estética. Tengo subido alguna foto de un vestido y lo vendí enseguida, mucho antes que si lo hubiera puesto en Milanuncios o en eBay.
No todas las horas son buenas para subir fotos a Instagram. Cuando más vendo es cuando subo fotos de mis productos a altas horas de la noche. Se ve que las mujeres que están despiertas y desveladas tienen tendencia a comprar online lo que ven y les gusta en Instagram.
Os recomiendo Instagram, pero no os obsesionéis con esta red social. Yo paso de contar los likes, los seguidores y esas cosas. Es la única manera de utilizar Instagram para disfrutar. Instagram, igual que el resto de redes sociales, te funciona cuando disfrutas de ella y pasas de lo que hagan los demás. Si me critican, que me critiquen. Si no tengo más seguidores, me da lo mismo. Si me alaban, no me creo mucho los piropos. Hay gente que te dice cosas bonitas a ver si les regalas algo. De regalar nadie se ha hecho rico. Yo nunca regalo trapitos ni cosméticos. Todo lo vendo.
También os recomiendo no obsesionaros con la perfección de las fotos. Mis fotos con más likes son fotos informales. He subido alguna foto realizada por fotógrafos profesionales que han recibido menos likes por parte de mis seguidores. Pero, como os decía, los likes de los demás me resbalan. Lo importante es que mis fotos me gusten a mí.
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¿Comprar leña? Pues sí. Como dice mi suegra, regresamos al pasado. La madre de mi marido recuerda aquellos años de la postguerra española en la que se vendían troncos de leña en las ferias de las ciudades y pueblos del país, sobre todo de las ciudades. las cocinas funcionaban con leña y carbón. sevende5.blogspot.com |