Causé sensación en Barcelona
enfundada en un mono elegante.
Es rica, oí que susurraban
las vecinas de la mesa donde estaba
devorando unos calamares.
La tela parecía tan perfecta
que una señora me pidió tocarla.
Quería saber si era seda
o era algodón y aparentaba.
Mi marido temía que vinieran
los ladrones para desnudarme
del mono fucsia tan espectacular
que todas las mujeres envidiaban.
Nada de eso pasó, estén tranquilos.
Regresamos a Coruña esta mañana.
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