¿Alguién en su sano juicio cree que los políticos van a renunciar a sus pensiones máximas, a sus sueldos muy superiores al sueldo medio de los españoles y a cobrar del Estado y de las empresas privadas? No ocurrirá tal cosa. PP y PSOE votaron a favor de las pensiones vitalicias de los ex Presidentes Aznar y González, dos señores que viven como marajás desde que dejaron la política. Los famosos complementos que perciben muchos ex diputados para alcanzar las pensiones máximas con sólo dos legislaturas seguro que tampoco se tocan. Ellos son una clase a parte, unos privilegiados, una casta.
Lo lamentable es que somos nosotros, los ciudadanos, los que hacemos posibles sus privilegios con nuestros votos. Por eso me niego a votar. Paso los días de elecciones sumergida en el ocio. Mi voto no es gratuito. Si lo quieren, que me lo compren. No voto a unos señores que viven mucho mejor que yo y que van a vivir, una vez conseguido el escaño, todavía mejor. Un rico no me representa. Un privilegiado a cuenta del Estado tampoco.
Me produce una gran tranquilidad ver como PSOE y PP son capaces de votar unidos para que Aznar y Felipe no pierdan sus pensiones vitalicias. ¡Menos mal! Pensé que los ex Presidentes tendrían que suplir los emolumentos que perciben del erario público con nuevas colaboraciones en empresas necesitadas de tráficos de influencias. Pero sí hay alguna empresa que precise sus servicios, que se ponga a la cola. Felipe y Aznar están dispuestos a seguir trabajando hasta el día del Juicio Final y también a cobrar de papá Estado. Son los únicos jubilados a los que se les permite compatibilizar una pensión pública con un trabajo privado. Dos privilegiados.
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