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jueves, 19 de septiembre de 2013

Citrafleet, el evacuador que evacuó mi intestino

El Citrafleet es un evacuador intestinal que me recetó el médico para hacerme una radiografía de la barriga. Tenía que tener los intestinos libres de heces y ¡vaya si me quedaron!

Estuve un día metida en el cuarto de baño. Primero salieron las heces duras y después las asquerosas como las llamo yo. Casi me muero de asco.

El Citrafleet viene en dos sobres de polvos. Yo sólo tomé uno. No quiero ni pensar que sería de mí si hubiera tomado el segundo sobre. Por supuesto, al médico le dije que me había tomado los dos sobres.

El sobre lo tomé echándolo en un vaso de agua. Revolví y los dichosos polvos, que ha agua con un color blanco sucio, se calentaron como si los pusiera a calentar. Tuve que esperar a que enfriaran para poder tomarlos. El prospecto dice que hay que tomarlos fríos. Yo hasta los enfríe un poco en la nevera.

No saben nada bien. Se toman, pero no puedo decir que me gustara su sabor.

Menos me gustó el efecto que me hicieron. Me pasé unas doce horas entrando y saliendo del baño. Aquello era un no acabar.

De precio, el Citrafleet es carísimo. Me costó 36 euros. Una pasta grande. No sé si los financia la Seguridad Social porque yo iba por médico privado.

Que a nadie se le ocurra usar el Citrafleet como laxante. Es un medicamento muy fuerte, indicado sólo para cuando te hacen alguna prueba. Como laxante no vale. Te dejarías hasta los intestinos fuera.

La única ventaja que le encontré fue que no me dio retortijones.
 
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